sábado, 27 de septiembre de 2008

40 Aniversario


“El único nacionalismo auténtico es el que busque liberarnos de la servidumbre real: ése es el nacionalismo de la clase obrera y demás sectores populares, y por eso la liberación de la Patria y la revolución social son una misma cosa, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo”

El pasado 19 se cumplieron 40 años de la muerte de John William Cooke, uno de los intelectuales más reconocidos de la izquierda argentina y quizá el máximo ideólogo de la resistencia peronista tras el golpe de Estado de 1955. El Bebe o El Gordo –como se lo conocía en los ámbitos de militancia- fue hombre de confianza de Juan Domingo Perón, quien desde su exilio en Venezuela en 1956 lo designó como su representante personal.
“Por la presente autorizo al compañero doctor Don John William Cooke, actualmente preso por cumplir con su deber de peronista, para que asuma mi representación en todo acto o acción política. En este concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía.
En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías.
En caso de fallecimiento, delego en el doctor don John William Cooke el mando del movimiento.
En Caracas, a 2 días de noviembre de 1956.
Juan Perón.
El 19 de setiembre de 1968, murió de cáncer en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires a los 49 años.
"La unidad es indispensable y será un paso previo al triunfo popular. Lo principal es para qué hacemos la unidad, cuales son los objetivos cercanos (como por ejemplo las elecciones) y cuáles los grandes objetivos. Unidad para simple usufructo politiquero, no. Sí, en cambio, para dar las grandes batallas por la soberanía nacional y la revolución social. En la lucha contra el régimen llegaremos más pronto a la unidad, forjada en la acción: dentro del régimen nos esperan sólo frustraciones y derrotas, y pequeños triunfos que serán desastres".

lunes, 4 de agosto de 2008

Monseñor Enrique Angelelli 1976 - 4 de agosto - 2008


Obispo de la Iglesia Católica, Enrique Ángel Angelelli nació el 17 de junio de 1923. Ofrendó su vida al servicio de los más humildes, su lema "Con un oído puesto en el Evangelio y otro en el pueblo", concitó el odio de las clases conservadoras que lo tildaron de "comunista". El 4 de agosto de 1976, a principios de la dictadura militar, fue asesinado, fraguándose el atentado en un accidente de tránsito, pero sigue vivo en quienes denuncian la desocupación, la pobreza, la explotación, convencidos de que “callarse es convertirse en cómplice”.
…“No podemos seguir declamando que existe hambre en el mundo, ni teorizar acerca de la falta de educación, ni insistir en que hay hermanos que no tienen techo. No: hay que buscar darles el techo, el pan, el trabajo, la salud, la cultura, para permitirles ser seres humanos como Dios manda”.
Entrevistado por un periodista de Buenos Aires, Angelelli declara: “Me acusan de ser un obispo rojo, marxista, de extrema izquierda. De llevar a la Iglesia por caminos tortuosos y no por los verdaderos caminos del Evangelio. Quienes dicen esto están desconociendo la naturaleza de la Iglesia y la profundidad de los problemas que vive la comunidad riojana. El hombre concreto de hoy es aquel que no tiene casa y entonces tiene que emigrar, aquel que padece Chagas, aquel a quien no le alcanzan los pesos para vivir y no tiene más trabajo que el empleo público. Es el hombre que no tiene tierra por la estructura del minifundio y del latifundio, aquel que ve que la poca agua que hay está mal administrada y mal repartida. Es el chico que tiene que ir a clase haciendo leguas y leguas en burro, o el que no da más porque tiene hambre. Es el porcentaje alarmante de mortalidad infantil y de problemas de salud. Ése es el hombre concreto y yo no puedo ir a predicarle la resignación. Dios no quiere hombres resignados. Si la Iglesia pretende ser fiel al Evangelio, debe jugarse hasta las últimas consecuencias. Cristo nos da el ejemplo. El suyo no fue un camino de rosas: lo mataron en nombre del orden establecido. (Fragmento de entrevista a Enrique Angelelli, publicada en Revista Crisis Nº 13 de 1974)

jueves, 29 de mayo de 2008

A 39 años del Cordobazo


...'El Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.'
...para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su Compañero y su Hermano.
Agustín Tosco

jueves, 14 de febrero de 2008

A 42 años...

Jorge Camilo Torres Restrepo nació en Bogotá el 3 de febrero de 1929. Camilo se ordenó como sacerdote en 1954. En 1959 fue nombrado capellán de la Universidad Nacional. Fundó el Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC), y desarrolló trabajos de investigación y de acción social en barrios populares y obreros de Bogotá. Como capellán, introdujo en Colombia muchas de las reformas del II Concilio Vaticano, como dar la misa de frente y no de espaldas, y decirla en español y no en latín. Pregonó que el problema no era rezar más sino amar más.
Luego del hostigamiento y la persecución estatal, se vinculó al ELN. Murió en su primer combate, el 15 de febrero de 1966, en Patiocemento, en el Municipio de San Vicente de Chucuri (Santander). Sus restos mortales fueron sepultados en algún lugar clandestino, desconocido hasta el momento.
El pensamiento político de Camilo formó parte de una iglesia contestataria internacional que se desarrolla en la década de 1960, convirtiéndose en una de sus figuras principales. El cristianismo bien entendido suponía, para Camilo, la creación de una sociedad justa e igualitaria. Este mensaje es un ejemplo de ello:
Mensaje a los Cristianos
Artículo aparecido en el Periódico Frente Unido
Número 1. Agosto 26 de 1965
Lo principal en el Catolicismo es el amor al prójimo. "El que ama a su prójimo cumple con su ley." (S. Pablo, Rom. XIII, 8).
Este amor, para que sea verdadero, tiene que buscar eficacia. Si la beneficencia, la limosna, las pocas escuelas gratuitas, los pocos planes de vivienda, lo que se ha llamado "la caridad", no alcanza a dar de comer a la mayoría de los hambrientos, ni a vestir a la mayoría de los desnudos, ni a enseñar a la mayoría de los que no saben, tenemos que buscar medios eficaces para el bienestar de las mayorías.
Esos medios no los van a buscar las minorías privilegiadas que tienen el poder, porque generalmente esos medios eficaces obligan a las minorías a sacrificar sus privilegios.
Es necesario entonces quitarles el poder a las minorías privilegiadas para dárselo a las mayorías pobres. Esto, si se hace rápidamente es lo esencial de una revolución. La Revolución puede ser pacífica si las minorías no hacen resistencia violenta. La Revolución, por lo tanto, es la forma de lograr un gobierno que dé de comer al hambriento, que vista al desnudo, que enseñe al que no sabe, que cumpla con las obras de caridad, de amor al prójimo, no solamente en forma ocasional y transitoria, no solamente para unos pocos, sino para la mayoría de nuestros prójimos. Por eso la Revolución no solamente es permitida sino obligatoria para los cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos. Es cierto que "no haya autoridad sino de parte de Dios" (S. Pablo, Rom. XXI, 1). Pero Santo Tomás dice que la atribución concreta de la autoridad la hace el pueblo.
Cuando hay una autoridad en contra del pueblo, esa autoridad no es legítima y se llama tiranía. Los cristianos podemos y debemos luchar contra la tiranía.
Los defectos temporales de la Iglesia no nos deben escandalizar.
La Iglesia es humana. Lo importante es creer también que es divina y que si nosotros los cristianos cumplimos con nuestra obligación de amar al prójimo, estamos fortaleciendo a la Iglesia.
Yo he dejado los privilegios y deberes del clero, pero no he dejado de ser sacerdote. Creo que me he entregado a la Revolución por amor al prójimo. He dejado de decir misa para realizar ese amor al prójimo, en el terreno temporal, económico y social.
Cuando mi prójimo no tenga nada contra mí, cuando haya realizado la Revolución, volveré a ofrecer misa si Dios me lo permite. Creo que así sigo el mandato de Cristo: "Si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (S. Mateo V, 23-24).
Después de la Revolución los cristianos tendremos la conciencia de que establecimos un sistema que está orientado por el amor al prójimo.
La lucha es larga, comencemos ya...
Camilo Torres




viernes, 25 de enero de 2008

11 años...

Vamos 2008



"Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia...
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo..
y Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza"
A. Gramsci